¿Qué me pongo?

2008

Habitualmente nos vestimos conforme a lo que vamos a hacer: nos disfrazamos. Cual chamán se convierte en “otro” cuando se cubre con la piel del animal muerto. El ritual diario. Nos comportamos todavía igual que los primeros indígenas y seres humanos que cubrieron sus cuerpos. Rediseñamos nuestro cuerpo.

Cuando el hombre utiliza por primera vez el vestido, no solo lo hace para cumplir la función de sobrevivir a las inclemencias del tiempo, sino como medio de distinción y adorno para satisfacer una necesidad estética. Una necesidad que existe simultáneamente a la anterior y que no está condicionada individualmente, más bien se resuelve en el marco de las relaciones sociales con otros seres humanos que están estandarizadas, reguladas y normadas. Describirse es una manera de vestirse; la percha es el elemento que sostiene el vestido. Se mantienen en una relación simbiótica sin poder existir el uno sin el otro. Como ya no es posible definirse por la propia existencia, solo queda por hacer un acto de apariencia. Soy visible, soy imagen. Soy lo que ves. El poeta Paul Valéry mantenía que “Lo más profundo es la piel. Somos ectodermos”.

“¿Qué me pongo?” es un ejercicio de mirada introspectiva. En otras palabras, una toma de conciencia con nuestro cuerpo. De saber quiénes somos, cómo nos vemos a nosotros mismos. Un ejercicio de salir al exterior. Es una acción, más que de vestimenta, de desnudamiento. Cualquier acto de transformar la realidad es una decisión personal.

La libertad es el bien mayor del hombre, para alcanzarla y mantenerla es necesario una conciencia despierta. No hay que buscar finalidad. La vida como el arte es un fin en sí misma.